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Historia de una desigualdad heredada

Breve historia del Pueblo Gitano y su discriminación

Con motivo de la celebración el 8 de Abril del Día Internacional del Pueblo Gitano, la Secretaría de Movimientos sociales del PSOE quiere dedicar el mes a la visibilización de los problemas de este colectivo.
10/04/15
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El origen del pueblo Romaní lo encontramos en una región al NO del subcontinente indio, en una zona que hoy se encontraría entre las actuales India y Pakistán. Se calcula que en torno al año 1000 se produjo la primera migración en la que abandonaron su tierra natal y migraron a través de Afganistán, Irán, Armenia y Turquía. Los historiadores disienten sobre el motivo que impulsó al pueblo Romaní a esta migración masiva, si bien es cierto que según los documentos que han llegado hasta nuestra época, podemos considerar que se asentaron en un número importante en una región de Grecia conocida como “el pequeño Egipto” de la cual gracias a los peregrinos que viajaban a tierra santa, parece provenir el término gitano:  egitanos, gitanos, egypsies y gypsies.

 

Probablemente acuciados por las guerras y los disturbios que sacudían la zona en aquella época, durante el S XIV se produce la primera gran diáspora del pueblo gitano; Durante poco más de 25 años (lo cual supone una movimiento extraordinariamente rápido) se produce una migración masiva de Romà en la que podemos documentar su estancia en las actuales República Checa, Alemania, Holanda, Bélgica, Francia Italia y España  además de los asentamientos existentes en  Serbia, Bulgaria y Rumanía.

 

En un primer momento los gitanos no recibieron una mala acogida. Por prácticamente toda Europa obtuvieron salvoconductos reales y en España disfrutaron de lo que se conoce como la “paz del peregrino” con provisiones reales que facilitaban la libre circulación de los romà. Es desde mediados del siglo XIV cuando la situación se empieza a complicar para el pueblo Gitano. La expulsión de los Tártaros de Rumanía, provocó que los Zíngaros (los romà del Norte de Europa) fueran esclavizados por los nuevos señores de la zona; esta esclavitud fue legal hasta la segunda mitad del S XIX (1869) y tenía categorías tan vergonzantes como la de los Skopici: Gitanos castrados para servir a las damas de alta alcurnia como cocheros. Además en el resto de Europa el pueblo gitano comenzó a ser perseguido, marginado, expulsado, maltratado o incluso exterminado gracias a toda una legislación antiromà. En España el primer momento clave lo encontramos en 1499 cuando los Reyes Católicos promulgaron la Pragmática de Medina del Campo, en la que se da un plazo de 60 días a los “Egipcianos” para encontrar un “oficio conocido” o bien abandonar el país. Las penas que fija el documento van desde los 100 latigazos y la expulsión hasta la pérdida de las orejas y la cadena perpetua en caso de reincidencia. Además de esta lamentable situación en la península lo cierto es que el pueblo gitano fue también expulsado de Alemania por la dieta de Augsburgo (nombre que recibían las reuniones del Reichtag del Santo Imperio), de Inglaterra y Bélgica –en ambos casos bajo pena de muerte-; y fueron igualmente marginados y perseguidos legalmente en Italia, Francia y la Confederación Helvética.

 

Pese a todos estos hechos, el pueblo gitano fue capaz de adaptarse a estas nuevas reglas que  le habían impuesto, y en la península consiguieron sobreponerse a la policía política de la corona –la inquisición- y a las leyes xenófobas que iban surgiendo para eliminar su identidad cultural –por poner dos ejemplos ilustrativos de esta situación diremos que en 1539 se les conmina a la sedentarización bajo pena de 6 años de galeras y en 1594 las Cortes de Castilla realizaron una disposición para separar a los gitanos de las gitanas y así lograr la extinción de la raza- gracias al nuevo modelo agrícola de la península. Lo cierto es que el pueblo gitano, se convirtió gracias a la trashumancia, en abastecedor de ganado tanto para los grandes  terratenientes como para los pequeños comerciantes creando una gran infraestructura mercantil y logrando el abaratamiento de costes.

 

A comienzos del S XX se detuvo el flujo migratorio del pueblo gitano, pero en ningún caso se detuvo la persecución a su cultura: En Francia por ejemplo en 1912 se promulga una ley sobre “el ejercicio de las profesiones ambulantes y la circulación de nómadas” que obliga a los gitanos a tener un carnet antropométrico que debía ser sellado en cada desplazamiento. En Baviera se realizó un censo gitano y se obligó a trabajos forzados a quién no pudiera demostrar tener un trabajo estable, medida que se extendió a toda Alemania con la República de Weimar. Los censos de Gitanos se convirtieron además en una práctica común en la mayoría de países de Europa occidental. En los países del Eje comunista las cosas no marchaban mejor para los Romà y podemos encontrar leyes específicas de restricción de su libertad cultural en Bulgaria, Rumanía, Eslovaquia, Checoslovaquia y Hungría.

 

La segunda guerra mundial trajo consigo el exterminio del pueblo romà a manos de los nazis, con, no debemos olvidarlo, la inestimable colaboración de la población autóctona de muchos de los territorios ocupados. Las cifras son muy inexactas y varían entre los 20.000- 80.000 asesinatos para algunos historiadores hasta los 500.000 – 1.000.000 para otros. En cualquiera de los casos podemos considerar que ya sea por sus costumbres ágrafas, por su falta de famosos directores de cine o por lo selectivo de la memoria histórica  el pueblo gitano es el gran olvidado del Holocausto.

 

En nuestro país, podemos destacar que los grandes avances tecnológicos, producidos durante el pasado siglo, colocaron a los gitanos en una posición complicada. A partir de los años 50, el cambio en la producción agrícola, que creaba grandes explotaciones ganaderas, dio al traste con la principal fuente de ingresos del pueblo gitano. Además, algunas regulaciones como la conocida como ley de vagos y maleantes del régimen, se utilizaron para encarcelar a los Romàs.

 

Por desgracia, como veremos, esta discriminación no es cosa del pasado, y no la hemos ido superando con los años. A lo largo de la historia el pueblo Romà ha sido tratado como un problema en los territorios en los que ha habitado y como veremos ese tipo de políticas solamente han servido para aumentar las desigualdades y la brecha social que ha culminado en la marginación actual.

 


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